a) Presencia
de cartílagos de crecimiento o fisis que van a condicionar que se puedan
localizar fracturas a este nivel y dos hechos posibles. Uno de ellos, de mal
pronóstico, por aparición de una deformidad progresiva; el otro, la corrección
por remodelamiento de una fractura viciosamente consolidada.
b) Periostio
grueso, osteogénicamente activo y bien vascularizado, fácilmente separable del
hueso y que puede cumplir un papel estabilizador importante cuando su rotura no
es completa.
c) Estructura
ósea más porosa y mejor vascularizada, especialmente en las metáfisis, lo que
hace que sean raras la pseudoartrosis y retardos de consolidación en el niño.
Las consolidaciones serán igualmente rápidas, lo cual lleva a un riguroso control
radiográfico de las fracturas en las dos primeras semanas, puesto que luego
será difícil su corrección por manipulación.
d) Presencia
de epífisis sin osificar que, según la edad del niño y en determinadas
localizaciones, plantean problemas diagnósticos radiológicos ante una fractura.(J. Gascó Gómez de Membrillera)
Diferencias
fisiológicas
a) Crecimiento
y remodelación ósea muy activos, siendo común la corrección espontánea de
algunas fracturas mal consolidadas.
b) Consolidación
rápida de las fracturas, con períodos de inmovilización más cortos que en el
adulto.
c) Posibilidad
de aparecer una deformidad progresiva si se lesiona parcialmente un
cartílago de crecimiento.(J.
Gascó Gómez de Membrillera)
Diferencias
biomecánicas
a) Hueso
con diferente coeficiente de elasticidad y, por tanto, con posibilidad
de sufrir mayordeformidad elástica que el adulto, pudiendo incluso llegar a
producirse incurvaciones plásticas.
b) Los ligamentos
suelen tener más resistencia a su rotura que los cartílagos de crecimiento.
Luego, siempre
hay que tener presente que es más frecuente durante el período de crecimiento
la fractura fisaria que el esguince. (J. Gascó Gómez de Membrillera)
Estas características ayudan a que la remodelación
anatómica del hueso pediátrico sea más
rápido y efectivo. En cambio en el adulto es más dificultosa, es por esto que
una fractura pediátrica es de más fácil resolución que una adulta, ya que la
regeneración es más efectiva
Ver "Conceptos básicos en Traumatología infantil. Epidemiología. Tratamiento cerrado de las fracturas. Tratamiento abierto de las fracturas. Remodelamiento de fracturas mal consolidadas"
Epidemiología de fracturas infantiles.
Los traumatismos en la infancia siguen siendo la primera
causa de muerte y un 20% de los mismos son fracturas. La mayor parte de las
fracturas en la infancia se producen después de los 6 años de edad. Las
fracturas más frecuentes se producen en el miembro superior (50%) y la causa
más probable, aunque depende de la edad, será globalmente el accidente
doméstico y el deportivo. Entre el 15 y el 20% de ellas, se va a afectar el
cartílago de crecimiento, pudiendo ensombrecer el pronóstico. (J. Gascó Gómez
de Membrillera*, J. Gascó Adrien**, A. Barra Pla*** [*Jefe de Sección. Unidad
de COT Infantil. Hospital Clínico Universitario. Facultad de Medicina.
Departamento de Cirugía. Valencia. **Médico residente. Servicio de COT.Hospital
Son Dureta. Palma de Mallorca. ***Médico Residente. Servicio de COT. Hospital
Clínico Universitario. Valencia]; Conceptos básicos en Traumatología infantil).
De estos datos recogidos se deduce que el mayor riesgo de
fracturas infantiles ocurre dentro de los primeros años de vida cuando en niño
comienza a dar sus primeros pasos y a investigar el mundo que les rodea. Este
Riesgo va aumentando según la edad del niño ya que a mayor edad mayor riesgo de
sufrir fracturas, y además, de mayor gravedad. Puesto que a medida que van
creciendo más acceso tendrán a lugares donde el peligro es aun mayor (ej: por
mayor altura).
Este grafico nos muestra el número de pacientes que han
presentado fractura
Relacionado con la edad del paciente. Lo cual demuestra
que a mayor edad mayor
Número de pacientes presentan fractura por distinta
etiología.
Aquí vemos que casi el 80% de los cosas de fractura son
mayores
De 6 años de edad.
Los nuevos dispositivos para los juegos de los niños, tales como:
bicicletas, tablas, patines en línea, que tienen especial riesgo, son
frecuente causa de fractura (J. Gascó Gómez de Membrillera, J. Gascó Adrien,
A. Barra Pla; Conceptos básicos en Traumatología infantil).
Se calcula que un 50% de varones y un 25% de las niñas tienen al menos
una fractura en su vida las cuales en su mayoría curarán de forma adecuada y
son las lesiones que dejan secuelas permanentes
las que necesitarán tratamientos a largo plazo y programas preventivos. (Jorge
Hodgson Ravina, Traumatólogo y Cirujano Ortopédico Infantil, Socio y Miembro
Fundador de la Sociedad Española de Traumatología y Ortopedia Infantil).
Los lugares donde más se produce este tipo de lesión o fracturas son y
por orden de incidencia:
1.- 31%, con la práctica del deporte y con edades
por encima los 7 años.
2.- 25 %, accidentes al aire libre: en los
parques, toboganes, bicicletas, monopatines, patines en línea, etc.
Entran aquí
cualquier tipo de edad exceptuando niños menores de 6 años.
3.- 19%, accidentes domésticos, con una principal
incidencia en niños menores de 4 años.
4.- 19%, accidentes escolares, sobre todo con
edades de 7 a 12 años.
5.- 13%, accidentes en vía pública y con edades
comprendidas entre los 7 a los 12 años.
No incluimos aquí y no contabilizamos los accidentes producidos por las
motos de baja cilindrada, por lo que este porcentaje se acrecentaría bastante (Jorge
Hodgson Ravina, Traumatólogo y Cirujano Ortopédico Infantil, Socio y Miembro
Fundador de la Sociedad Española de Traumatología y Ortopedia Infantil).
Referir que la
incidencia de los accidentes domésticos es siempre
inversamente proporcional a
la edad del niño.
Otras fracturas en el
niño.
-
Fracturas de la clavícula:
La fractura de la clavícula a nivel de la unión entre las zonas media y
externas son frecuentes y pueden deberse a lesiones sufridas en el parto o,
después de una caída con el brazo extendido o por un golpe directo sobre la
clavícula. Diagnostico se hace a través de signos físicos y radiográficos. El
tratamiento consiste en la colocación de un cabestrillo o vendaje clavicular en
forma de 8. La fractura consolida con rapidez, generalmente en 3 a 6 semanas.
-
Fractura del húmero proximal:
Las fracturas de Salter-Harris de tipo II de la parte proximal del húmero son
frecuentes en los niños y se debe a una caída hacia atrás estando el codo del
mismo lado en extensión. El diagnostico se realiza con una radiografía
artero-posterior y lateral del hombro y del húmero. El tratamiento es solo
inmovilización, en ocasiones es necesaria una reducción cerrada.
-
Fractura de la posición distal del radio y el cúbito: Las fracturas en hebillas de la metáfisis
distal del radio son una de las fracturas mas frecuentes en niños. Suelen
deberse a una caída sobre las manos estando las muñecas en dorsiflexión. Se
trata de una fractura con impactación de los fragmentos, y la hinchazón y
hemorragia de los tejidos blandos son mínimas. Es frecuente que el niño entre 1 a 2 días en consultar porque
la lesión se percibió al principio como un esguince o contusión solamente. La
manifestación clínica es la sensibilidad exagerada al palpar el foco de
fractura. El diagnostico se confirma con una radiografía antero-posterior y
lateral de la muñeca. El tratamiento para una fractura en hebilla del radio y
el cúbito distales se realiza con un yeso corto para el brazo. La fractura
suele consolidar en 3 a
4 semanas.
-
Fracturas de las falanges:
Estas fracturas suelen deberse a un golpe directo sobre los dedos. Es típico
que el dedo quede atrapado en una puerta o sea golpeado por un objeto. Si la lesión afecta a la falange distal,
puede haber un hematoma subungueal posiblemente doloroso. El tratamiento es
inmovilización con una férula.
-
Fractura de los primeros pasos: las fracturas de los niños que comienzan a caminar son fracturas en
espiral del tercio medio distal, suelen deberse a una caída sufrida al correr,
jugar, al subirse a un objeto elevado. Afectan a niños de 2-4 años y, en
ocasiones, hasta 6 años. Las manifestaciones clínicas son dolor, rechazo a
caminar, minima hinchazón de los tejidos largos y dolor provocado con la
palpación. El tratamiento, los síntomas se alivian si se coloca un yeso largo
para la pierna en los casos sospechoso. La fractura suele curarse en 3-4
semanas.
-
Fractura del maléolo externo:
En los niños es frecuente la fractura tipo I de Salter-Harris con separación o
arrancamiento de la epífisis distal del peroné. Esta fractura suele producir
los síntomas de un esguince de tobillo. Los niños suelen presentar hinchazón de
los tejidos blandos y dolor en el maléolo externo. El tratamiento es una
inmovilización de una escayola corta para la pierna durante 4-6 semanas.
-
Fracturas del metatarso: Las
fracturas diafisarias de los metatarsianos suelen deberse a un traumatismo
directo sobre el dorso del pie. Hay sensibilidad exagerada con la palpación en
el lugar de la fractura. El diagnostico se realiza con un radiografía
antero-posterior y lateral del pie. También son frecuentes las fracturas de la
tuberosidad del quinto metatarsiano (fractura de la bailarina), se produce
habitualmente en una posición invertida y durante una contracción de los
músculos perineos destinados a enderezar el pie. La hinchazón, equimosis y el
dolor provocado con la palpación se circunscrita a la tuberosidad del quinto
metatarsiana. El diagnostico se hace solo con radiografía. El tratamiento seria un yeso corto en la
pierna durante 4-6 semanas.
-
Fracturas de las falanges de los dedos del pie: Suelen deberse a traumatismos directos
producidos cuando el niño camina descalzo. Los dedos aparecen hinchados,
dolorosos y con equimosis, pudiendo existir una deformidad. El diagnostico se
hace radiográficamente. El tratamiento, los dedos pequeños de los pies no
suelen necesitar una reducción cerrada, salvo cuando exista un desplazamiento;
tampoco es necesario colocar yeso.
Tratamiento de
fracturas infantiles.
Cuidados de enfermería de fracturas
infantiles.
Los cuidados de enfermería en
pacientes pediátricos se basan principalmente en la prevención, tanto en el
hogar como fuera de este. Por eso es importante educar a los padres o
cuidadores de los niños sobre técnicas de minimización de riesgo entra o extra
domiciliarios, dando énfasis según la edad que el niño tenga.
Primero que todo hay que tener muy en cuenta que los niños no son adultos
pequeños y hay que atenderlos como tal.
En lo referente a las caídas o accidentes en general y en particular los
domésticos los consejos que se pueden dar a los padres son los siguientes:
1.- Evitar dejar
a un lactante desatendido en un lugar alto como puede ser la cama, sofá,
sillón, etc
2.- Usar la
sujeción adecuada, tanto en los carritos, como en las sillitas e igualmente en
el auto.
3.- Si en el
hogar existen alfombras, hacer que los bordes de las mismas estén pegados al
suelo para así evitar los traspiés de los niños.
4.- Colocar
puertas de seguridad tanto al inicio como al final de las escaleras.
5.-
Si es posible, retirar las mesas bajas sobre todo metálicas con ángulos
sobresalientes.
6.- Tener
aseguradas las puertas de los balcones y las ventanas de los domicilios. No colocar
mosquiteras en las ventanas de forma preventiva para evitar caídas. Nunca dejar
solo a un niño cerca de un balcón o de una ventana abierta
7.- Los niños
son auténticos trepadores y se sirven de cualquier utensilio existente en casa
para elevarse a las ventanas, en las cocinas, en los cuartos de baños, etc. Es conveniente
alejar cualquier objeto que ellos puedan emplear para escalar.
8.- La
curiosidad de los niños por ver y tocar cosas es inherente en ellos, por lo que
se aconseja realizar fijaciones sólidas en las estanterías, televisores y con
cualquier mueble del hogar que sea inestable.
9.- Uso de
cascos especiales, ya diseñados, para montar en bicicletas y si son llevados
por los padres, adecuar sillines transportadores con cinchas de seguridad para
que el niño no salga despedido en caso de caídas.
(Jorge Hodgson Ravina, Traumatólogo y Cirujano Ortopédico Infantil, Socio
y Miembro Fundador de la Sociedad Española de Traumatología y Ortopedia
Infantil).
CUIDADOS A PACIENTES CON TRACCIÓN
Informar al paciente sobre la técnica, propósito y consecuencias. Repetir
la información y reforzarla con
frecuencia.
·
Animar al enfermo a que participe en las
decisiones que afectan a su atención, ya
que así el individuo reducirá los sentimientos de impotencia y se fomentará el
afrontamiento.
·
Fomentar
actividades de distracción que puedan realizarse
·
Proporcionar al paciente un colchón firme a
fin de minimizar úlceras por presión.
·
Favorecer
giros y cambios de posición del cuerpo y brindar comodidad dentro de los
límites de la tracción.
·
Ayudar a
satisfacer necesidades como comer, bañarse, vestirse y evacuar.
·
Fomentar
que la persona ejercite las articulaciones no inmovilizadas para evitar su
deterioro.
·
Valorar el estado neurovascular.
Tracción cutánea:
Actividades:
· Evitar arrugas y deslizamientos del vendaje de
tracción
·
Mantener
una posición adecuada para que la pierna o el brazo permanezcan en posición
neutral
·
Evitar
que lo fragmentos óseos se muevan uno contra otro.
·
Evitar
que el paciente gire de lado a lado, más bien cambie de posición ligeramente
con ayuda.
Tracción esquelética:
Actividades:
Comprobar que las cuerdas estén en los carriles
de las poleas, que las pesas cuelguen
con libertad y que los nudos de las cuerdas se aten de forma segura.
·
Alinear
el cuerpo del paciente según lo prescrito.
·
Proteger
e inspeccionar los codos y tobillos en busca de zonas de presión.
·
Colocar
un trapecio sobre la cama del sujeto y al alcance de éste.
·
En el
caso de que no pueda moverse para ningún lado, la enfermera proporcionará el
máximo confort a la espalda de su paciente librándole de arrugas de migajas.
·
Valorar
el estado neurovascular de la extremidad inmovilizada por lo menos cada hora.
·
Valorar
las zonas de presión cutánea
·
Valorar
la temperatura corporal
·
Animar al
paciente a realizar ejercicios activos de flexión y extensión del tobillo y
contracciones isométricas de los músculos de la pantorrilla.
·
Evitar el
desarrollo de osteomielitis en los sitios de los tornillos.
·
Valorar
el drenaje y el sitio del tornillo en busca de signos de infección, como
inflamación, dolor y drenaje purulento.
CUIDADOS A PACIENTES ENYESADOS.
Cuidados
generales:
·
Informar sobre el problema patológico y el
propósito, así como las expectativas.
·
Preparar
a la persona para la aplicación del enyesado, describirle apariencia, sonidos y
sensaciones anticipadas.
·
Se
aliviará el dolor mediante elevación de la parte afectada, aplicación de hielo
y las dosis usuales de analgésicos prescritos.
·
Fomentar
la movilidad de las articulaciones que no estén inmovilizadas.
·
Vigilar
la circulación, movimiento y sensación de la extremidad afectada al valorar los
dedos de la mano o pie y compararlos con los de la extremidad opuesta.
·
Enseñar
al paciente a detectar síntomas de complicaciones
·
Elevación
de extremidad inmovilizada por encima del corazón, para promover el retorno
venoso
·
Enseñar a
ejercitar las articulaciones por encima y por debajo el yeso
Enyesados del brazo: La persona que tiene el brazo inmovilizado a
causa de un yeso, tiene que
reajustar la
manera de desempeñar las tareas cotidianas. Puede experimentar fatiga debido a las actividades modificadas y
al peso del enyesado. Se requieren
períodos de reposo frecuentes.
Actividades:
·
Para controlar la hinchazón producida, la
enfermera eleva el brazo inmovilizado. Cuando la persona está acostada, el
brazo se eleva de modo que cada articulación está colocada en un sitio más alto
que la articulación proximal precedente.
·
Usar un
cabestrillo cuando la persona ambula. Para evitar la presión sobre los nervios,
el cabestrillo debe distribuir el peso que apoya sobre una gran zona y no solo
en la parte posterior del cuello.
Enyesados de la pierna: Un
enyesado en las piernas implica cierta pérdida
de movilidad de la persona.
Actividades:
·
La enfermera apoya la pierna del sujeto sobre
almohadas al nivel del corazón para controlar la hinchazón.
·
Valoración
neurovascular de la pierna (observando color, temperatura, capacidad de
movilización)
·
Enseñar a
deambular con seguridad utilizando dispositivos de apoyo, como muletas.
·
Aconsejar
al paciente que mantenga reposo y eleve la pierna enyesada.
(Lewis, SM y
cols: Enfermería Médico-Quirúrgica. Valoración y cuidados de problemas clínicos
(Volumen I y II) 6º Edición. Madrid:
ElsevierMostdy; 2004.)
wenaaaa!! jajaja
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